La muerte de un neonato es una de las
tragedias más desgarradoras que puede experimentar una familia. No hay
una manera sencilla de afrontar semejante pérdida, así que algunas
familias han elegido una forma hermosa y solemne de inmortalizar las
vidas que podrían haber tenido: fotos familiares junto con el cuerpo sin
vida de sus bebés.
Now I Lay Me Down To Sleep es una
organización sin ánimo de lucro que entrena y apoya a fotógrafos de todo
el mundo “para proveer de retratos familiares y recuerdos a aquellos
que se enfrentan a la muerte prematura de sus niños.” Durante los 10
años que llevan operativos, han ofrecido sus sesiones fotográficas a
unas 30.000 familias. La organización afirma tener fotógrafos en cada
estado de Estados Unidos y en 40 países de todo el mundo, con un total
de 1650 voluntarios.
La organización toma su nombre de un rezo infantil del siglo XVIII y fue
fundada en el estado de Colorado en abril de 2005 por dos mujeres.
Cheryl Haggard, la madre de un bebé muerto, y Sandy Puc, una fotógrafa a
la que Haggard y su esposo le pidieron que le tomara unas fotos a su
hijo luego de que le quitaran el respirador artificial .
Cerca de ellos en el mismo hospital, otro bebé falleció y sus padres se
fueron sin imágenes de su hijo. Por eso Haggard comenzó a trabajar para
formar un grupo de fotógrafos que pudiera darles a todas las familias lo
mismo que ella había tenido.
Ya en julio, Now I Lay Me Down To Sleep tenía unos 350 voluntarios.
Dos años después, el número llegaba a los 2500. Y luego de una aparición
en la televisión los fotógrafos llegaron a 5000 . Ahora la organización
se extendió hasta tener presencia en más de 25 países, entre ellos
Israel y Sudáfrica.
Antes de entrega las fotos a las familias, se las edita digitalmente y
por lo general son imágenes en blanco y negro, algo que les da mayor
calidad y que ayuda a ocultar la decoloración de la piel de los bebés
prematuros. Además, la mayoría de los fotógrafos no toma imágenes de
niños con menos de 25 semanas de gestación, aunque algunos hacen
excepciones .
Maureen Porto, una voluntaria que realizó nueve sesiones de fotos, contó al Washington Post que algunas de las familias esperan varios días e incluso semanas hasta ver la imágenes. Y recuerda el caso de una que meses después le escribió: “Estaba apenada ese día. ¿Te agradecí lo suficiente?”.
Maureen Porto, una voluntaria que realizó nueve sesiones de fotos, contó al Washington Post que algunas de las familias esperan varios días e incluso semanas hasta ver la imágenes. Y recuerda el caso de una que meses después le escribió: “Estaba apenada ese día. ¿Te agradecí lo suficiente?”.