David Gillanders retrata la cruda realidad de los barrios de Glasgow y la predilección de los jóvenes por las armas blancas, tal como explica en su artículo Paola Totaro, publicado en Sydney Morning Herald.
La violencia parece casi unida a la psique de los residentes de los barrios de Glasgow. El cuchillo entró en el cuello un niño con una fuerza brutal.... y precisión: una arteria cortada, una hemorrágica, y una carrera desesperada al hospital en una ambulancia. Para Reamonn Gormley de 19 fue demasiado tarde. En la morgue del centro de Glasgow en el suelo de baldosas se arremolinan agua, sangre y detergente. El día de las autopsias se han acabado, las sierras y bisturís ya están limpios, relucientes preparados para atender a las próximas víctimas. El olor a desinfectante es fuerte pero no se puede ahuyentar el hedor de la muerte.
Se suele decir que Glasgow es el enfermo de Europa por sus niveles de pobreza, desempleo, alcoholismo y abuso de drogas. En estudios sociológicos y sanitarios, lo llaman el 'efecto Glasgow', lo que quiere decir que ni siquiera esa combinación justifica los niveles de mortalidad y que por ejemplo el 25% de los hombres muera antes de los 65 años.
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