Roberta Bayley, Roberta Punk

Sin conocimientos previos, sin estudios, sin técnica y con muchas ganas. Roberta Bayley se acercaba a la fotografía de la misma manera en que Johnny Ramone tocaba la guitarra. Puro corazón. Si hubiese estado en uno de los cursos del Rock n Roll High School, habría sido una alumna aventajada. Y cómo no, si a la hora de trabajar destaca como su mayor virtud el ser rápida: “A la mayoría de las bandas no les gustaba que les tomaran fotos. Les aburría y estaban felices cuando terminaban con eso. Si podías trabajar realmente rápido, esa era la llave para ser popular”.




De su lente salieron imágenes legendarias de bandas legendarias y- cómo no- varias portadas de discos, convirtiéndose en documento histórico rescatado en varias publicaciones que ven hoy con nostalgia el ajetreo de aquellos días y que en ese entonces sirvieron para ilustrar Punk, la primera revista dedicada el género.


Roberta comenzó a fotografiar para ellos prácticamente del comienzo, después de conocer a Legs McNeil a la entrada del CBGB’s. “Fui y compre una copia de la revista en el bar. Me fui a casa esa noche y la leí y era la cosa más graciosa que jamás había leído. Era la que tenía la entrevista a Lou Reed. Y fue como “tengo que trabajar para estos tipos”.


En las páginas de la revista desarrollaron los fumettis, que mezclaba las fotografías con comics, donde los personajes principales eran algunas de las figuras de la escena. Richard Hell y Joel Ramone tuvieron ediciones especiales dedicadas a ellos. Punk también fue la excusa para una serie de sesiones fotográficas con gente de la talla de Iggy Pop o los Heartbreakers, que luego ilustraría la portada de Please Kill Me, una especia de manual avanzado para interiorizarse en el movimiento. Fue para Punk también que documentó cada una de las actuaciones de los Sex Pistols en Estados Unidos, las que serían las últimas de la banda.




Eran años donde los recursos eran escasos y se utilizaba todo lo que estuviese a mano para trabajar: Roberta se servía de un cuarto oscuro que alguien había dejado en casa de un amigo y que esperaba ser desarmado. Por la misma razón la mayoría de sus fotos son en blanco y negro.

“No tenía ninguna pretensión artística sobre la pureza del blanco y negro. Yo sólo tomaba fotos. Había que considerar el dinero y hacerlo en color era caro. Blondie era la única banda de la que la gente quería fotos en color y no porque ellos fueran grandes – el punk por esos días era una escena muy pequeña y que le importaba a muy poca gente- sino porque Debbie Harry era hermosa”.



Y es que la fotografía de Roberta Bayley es así: sin saber bien que está haciendo, sin decirle a nadie que hacer, sin un gran concepto tras cada una de sus fotografías y hecha lo más rápido posible. Puro punk.



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