Troy es un reportero gráfico de la América abandonada que durante tres décadas se ha encargado de que lo que hoy no existe, no pueda ser olvidado gracias a él. Vagando por las carreteras secundarias desiertas del suroeste de Estados Unidos, Troy Paiva ha explorado la parte más vulnerable de la América abandonada desde la década de 1980.
Un artista multidisciplinar que tras divagar por la pintura no tardó en descubrir su pasión por la luz y adentrarse en el mundo de la fotografía. De aquí vinieron las técnicas para capturar la atmósfera y el misterio de los pueblos fantasmas de California.
Después de años de desarrollo, usa la iluminación de color con una linterna o flash estroboscópico enmascarado con geles de iluminación teatral. Este efecto reanima estos lugares muertos, convirtiéndolos en cuadros vivos mutantes de un universo paralelo. Las exposiciones de varios minutos de duración permiten que las estrellas giren en espiral alrededor de la estrella polar y captar las nubes en movimiento para desprestigiar al supuesto estado tranquilo de la tierra. Muchas de sus localizaciones ya se han arrasado, quemado, desglosado o fundido como chatarra pero gracias a él aún siguen vivos por sus imágenes.
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